Expo City, Dubái, 2 de diciembre de 2023 Estoy con ustedes porque la destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino también estructural, que pone en gran peligro a todos los seres humanos, especialmente a los más vulnerables entre nosotros y amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones. Estoy con ustedes porque el cambio climático es “una cuestión social global e íntimamente relacionada con la dignidad de la vida humana”. ¿Estamos trabajando por una cultura de vida o una cultura de muerte? ¡Elijamos la vida! ¡Elijamos el futuro! ¡Que estemos atentos al grito de la tierra, que escuchemos la súplica de los pobres, que seamos sensibles a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una grave responsabilidad: garantizar que no se les niegue su futuro. Reconozcamos una vez más nuestros límites, con humildad y valentía, como único camino hacia una vida de auténtica plenitud. ¿Qué se interpone en el camino de esto? Las divisiones que existen actualmente entre nosotros. Particularmente sorprendentes a este respecto son los intentos de echarle la culpa a los pobres. Se trata de falsedades que deben disiparse firmemente. No es culpa de los pobres, ya que casi la mitad de nuestro mundo más necesitada es responsable de apenas el 10% de las emisiones tóxicas, mientras que la brecha entre unos pocos opulentos y las masas de pobres nunca ha sido tan abismal. Los pobres son las verdaderas víctimas de lo que está sucediendo: basta pensar en la difícil situación de los pueblos indígenas, la deforestación, las tragedias del hambre, la inseguridad hídrica y alimentaria y la migración forzada. Señoras y señores, permítanme hablarles como hermanos y hermanas, en nombre de la casa común en la que vivimos, y hacerles esta pregunta: ¿Cuál es la salida a esto? el camino de la unión, el multilateralismo. “Con el dinero gastado en armas y otros gastos militares, establezcamos un fondo global que pueda finalmente poner fin al hambre” y realicemos obras para el desarrollo sostenible de los países más pobres y para combatir el cambio climático. Corresponde a esta generación atender el grito de los pueblos, los jóvenes y los niños, y sentar las bases de un nuevo multilateralismo... Que esta COP resulte ser un punto de inflexión, demostrando una voluntad política clara y tangible que pueda conducir a una aceleración decisiva de la transición ecológica a través de medios que cumplan tres requisitos: deben ser “eficientes, obligatorios y fácilmente monitoreados” y lograrse en cuatro sectores: eficiencia energética; recursos renovables; la eliminación de los combustibles fósiles; y educación en estilos de vida menos dependientes de los combustibles fósiles. Por favor, avancemos y no retrocedamos…. Al final, el propósito del poder es servir. De nada sirve aferrarse a una autoridad que algún día será recordada por su incapacidad para actuar cuando era urgente y necesario hacerlo. Y con la ayuda de Dios, salgamos de la noche oscura de las guerras y la devastación ambiental para hacer de nuestro futuro común el amanecer de un día nuevo y radiante. Gracias.